Esta soy yo.

Supongo que debería, al menos, hablar un poquito de mi antes de seguir adelante con el blog.

Mi historia con la comida y el peso siempre ha sido un tira y afloja.

Siempre he sido una niña rellenita, en mi casa son de buen comer, por lo que la comida se sirve en cantidad. Cuando estaba en el colegio tenía que asistir al comerdor y te obligaban a comer mucho y de todo. Realmente nunca tuve un sobrepeso marcado, tenía mis carnes, y lo que se consideraba una talla saludable y dentro de mi rango. Es más, disfrutaba de la comida, sobre todo de los dulces ya que siempre me he interesado por la repostería como hobby.

Pero todo cambió. Empecé a coger peso, mucho peso hasta acabar siendo una bola de grasa con cara. 97kg fue lo más que llegué a pesar.

Y comenzaron las dietas. Dos años insufribles, de esfuerzo, caidas y tropezones, días en los que me levantaba dispuesta a todo y días que terminaba llorando en la cama.

Pero lo conseguí.

50kg y 1,59cm

ERA FELIZ.

Pero esa felicidad terminó hace poco. En los últimos meses de mi vida he visto como mi cuerpo se volvía rendondo y por más dieta y restrinciones que hiciera, seguía engordando. Hasta que dije BASTA. 67kg era demasiado.

Siendo prudente como soy, y ya a mi edad..., lo primero que hice fue pasar por el médico. Me hice una analítica para ver que mi aumento de peso y la imposibilidad de bajarlo era por que estaba enferma.

Si, enferma. Pero nada que no solucionen unas pastillas.

Desde hace tres semanas controlo mejor mi cuerpo y he conseguido bajar. Con esfuerzo.

No pretendo ser avariciosa desde primera hora, conozco mis limites y lo mejor es marcarme una meta no muy lejana.

Asi que....55kg, allá voy.